martes, 9 de junio de 2009

Los Amos del Universo

En los años 80 había una serie de dibujos animadas llamada He-man y los Amos del Universo. Los personajes eran fortachones de tipo fisiculturista que se enfretaban en un mundo fantástico al estilo Conán el barbaro, clásico del género. En los episodios animados, He-Man enfrentaba  a Skeletor, su némesis. 

Por los mismos años, Tom Wolfe escribió La Hoguera de las Vanidades, novela emblematica que caracteriza los jóvenes profesional del sector financiero en Wall Street. Wolfe tomó el mismo mote de "Amos del universo" para referirse a los arrogantes yuppies que poblaban los bancos. En uno de los pasajes del libro, la hija del protagonista  lo pone en jaque cuando le pide le explique qué hace para ganarse la vida. Nuestro personaje torpemente atina a decir que lo que hace es partir un pastel (que no es suyo y que tampoco cocinó) para quedarse con las migajas. El protagonista de Wolfe es un cínico sin el menor rastro de heroismo, un signo de nuestro tiempo.   En septiembre del año pasado Tom Wolfe publicó en el New York Times lo que puede considerarse el epiteto de los Amos del Universo, al menos en el mundo de las finanzas. (ver: NYT)    

Los últimos dos días el periódico El Universal ha publicado fragmentos del libro Imperio de Papel del periodista Gabriel Bauducco. El libro es un recuento de las correrias de los promotores del fondo de inversión  Stanford. En una entrevista a un Sr. X (su informante), Bauducco describe los excesos y la forma de vida de "el escuadrón", grupo encargado de agazajar potenciales clientes y atraerlos a un esquema ponzi (basicamente una estafa que en el caso de Stanford ascendio a más de 8 mil millones de dólares) donde su dinero se hizo aire. Entre otras cosas el Sr. X dice " en eso va la vida de un banquero. Te vistes como tienes que vestirte para ganar cada vez más dinero. Tu cinturon es Hermes, tus calzones eran Etro, tus mancuernillas para la camisa valían 500 dólares , tu coche de lujo . . . " 

En los últimos 20 años, la cultura yuppie permeó todas las esferas de la vida profesional en México. Siempre siendo una mala y tercermundista imitación de los "Amos del Universo" de Tom Wolfe. La cultura yuppie alcanzó desde las sucursales de los bancos, hasta las oficinas de gobierno. Nuestros funcionarios públicos adoptaron el aire de banqueros de Wall Street (algunos incluso llegaron a serlo). Los "bandos medios" (directores, subdirectores, jefes de departamento) siguieron el trend creyendo pertencer a un mundo distinto. Las apariencias se volvieron cada vez más importantes, la frivolidad llegó a ser común en instituciones que debían dedicarse al combate a la pobreza, a la salud, a la educación. Ahi están los Hummers de la maestra, o las guarderías hechizas donde es más importante el negocio familiar que la atención a los niños. No debería extrañarnos que igual que varias instituciones financieras se han colapzado, muchas areas del servicio público lo estén haciendo.  A mi no me queda más que parafrasear al Harvey Pekar en la película Esplendor Americano: "odio a los yuppies". 




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