miércoles, 26 de noviembre de 2008

La clase de Germán. Decálogo, III.

Acuses:
Lupita envía un calendario del 2009, parece que es el de Conaculta, me impresionaron los pensamientos de Gandhi, Lao Tsé y Omar Khayyam.
Eduviges envía una conferencia de Carolina, niña de once años, que afirma que se invierte mucho dinero en futbol donde somos de los peores del mundo y poco dinero en ciencia, donde somos muy buenos. Chido.
 
Transcribo la clase de Germán de ayer:
"Estamos leyendo la historia de un peruano en París, donde a pesar de ser aceptado poque es académico, los farnceses no lo aceptan nunca; los mexicanos somos lo contrario, en "Casi el paraíso", Luis Spota cuenta la historia de un pelagatos italiano a quienes todos reciben en la alta sociedad, por el simple hecho de ser italiano; en México tenemos un arraigo antiquísimo, se remonta a la época prehispánica, cuando la familia no es la unidad sino el Calpulli --He aquí un bun regalo para navidad: "La vida cotidiana entre los aztecas" de Jacques Souastelle-- actualmente el Calpulli son las colonias, Tepito, por ejemplo, terrritorio cerrado donde los extraños no tienen acceso para conocerlo a fondo; Paz toca también este tema: cuando llegó Bretón, padre del Surrealismo, a México, le previno que fuera muy exacto y cuidadoso en su trato con los mexicanos pero no fue así, un francés no comprende la realidad nacional porque todo es ilógico, en cuanto uno se despierta empieza a vivir en el Surrealismo, sin meterse drogas como los franceses... Casi nadie recuerda el concierto de Mozart que tocó Von Karajan en el Vaticano, gracias a Azcárraga, quien sabiendo que Amadeus estaba excomulgado y Karajan no podía tocar porque se había casado ya dos veces, Azcárraga logró eso con un generoso regalo a Juan Pablo II, en dólares... Pronto dejaré de venir a las clases, estoy cansado, prepárense..."
 
Decálogo. Las bibliotecas de aula.
El pasado año escolar recibí, de la Directora, la lista de libros, grupo por grupo, de la Biblioteca de aula; cuando iniciamos, sabía yo qué libros había en cada aula, mismos que estaban a la vista y cualquiera los podía tomar, así que, lista en mano, les recomendaba a los lectores qué libros tomar del librero para leer.
Los primeros dos meses las lecturas fueron recreativas, interesantes, maravillosas, actualmente leemos libros un poco más serios, incluso dramáticos a veces, como los mitos griegos o "La niña que vendía cerillos", con este último cuento, una lectora regresó llorando del aula, tanto le impresionó...
Tengo en mi escritorio una minibiblioteca, para cualquier grado y grupo, a veces son fotocopias, cumplen el papel de sustituir un libro mal seleccionado por el lector; esta minibiblioteca la hago extensiva a los lectores por medio de fotocopias, de tal manera que la mayoría tiene en sus manos "La cerillera", para cuando quiera usarla.  
La biblioteca de la escuela es pequeña, mala e insuficiente; sería bueno dotarla con textos que no están en las Bibliotecas de aula y que son necesarios para los alumnos. 
 
Buena tarde



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