Este es el título de un reportaje publicado en el periódico Reforma,- en la sección Internacional- el pasado domingo y quiero compartirla con ustedes al igual que lo hice con mis grupos de lectores y, a partir de esto escucharnos en cuanto a propuestas para ampliar el ambiente literario en las escuelas. Resulta -ya estoy copiando a Jaime con el chismógrado- que un una asociación alemana lanza un proyecto llamado "Bosque de Libros", que en resúmen consiste en haber puesto a trabajar a mujeres conocedoras de bosques, carpintería, medios, imprenta y librería para concebir el "Bosque de Libros en Berlín". Localizaron troncos de árboles secos, los adecuaron haciendo perforaciones en ellos como pequeñas cajas, cerrándose con una tapa de plástico; las personas depositan ahí los libros de su propiedad que ya leyeron y toman otro que sea de su interés, lo pueden leer en el lugar -en una cafetería, en el parque cercano- o llevarlo a su domicilio y devolverlo a su término; no existe un bibliotecario, ni control de préstamo a domicilio, se trata de compartir con otros la libertad de que los libros circulen y no malvenderlos ; de igual manera puedes encontrarte en una banca de algún lugar público, un libro que pareciera abandonado pero que tien una etiqueta que dice "No estoy perdido, soy un libro libre". Esta última idea corresponde a un movimiento mundial llamado "Libros Libres".
Después de esto, propusimos ya en uno de los grupos de lectores ir dándole forma a una actividad el día de nuestras lecturas,- para dar libertad a los libros de aula- que podría ser
llamado de pronto "El Recreo Literario" y consistiría en montar guardias por el grupo lector en determinado espacio de la escuela y durante el recreo prestarlos a los niños e incluso invitar a los maestros; en fin habrá que madurar la idea.
Saludos y Hasta la Vista.
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